LOS ANGELES, CALIFORNIA - SEPTEMBER 12: 74th ANNUAL PRIMETIME EMMY AWARDS -- Pictured: Geena Davis arrives to the 74th Annual Primetime Emmy Awards held at the Microsoft Theater on September 12, 2022. -- (Photo by Trae Patton/NBC via Getty Images)
El nombre Geena Davis (66 años) puede pillar sin referencias a millennials y zetas, una laguna que tiene mucho que ver con el vacío que Hollywood le hizo a esta grandísima actriz al cumplir los 40, justo a principios de siglo. Solventemos ese 'gap' rápidamente. En 1982 debutó en la mítica ‘ Tootsie’, donde un Dustin Hoffman con peluca, gafas grandes y blusa con lazada al cuello le aconsejó que no se liara con ningún compañero de reparto. No hizo caso del consejo. En 1986 rodó ‘La mosca’ y se casó con el protagonista, Jeff Goldblum, con el que formó la pareja de culto más sexy del planeta. Dos años después se llevó un Oscar por ‘El turista accidental’. Aunque el papel por el que entró en la historia del cine se lo regaló ‘Thelma y Louise’, junto a Susan Sarandon y un debutante Brad Pitt. Un éxito que no evitó su ruina profesional cuando decidió en 1995 convertirse en heroína de acción en la película ‘La isla de las cabezas cortadas’, dirigida por el segundo de sus (hasta ahora) cuatro maridos, Renny Harlin.
Si Hoffman quiso protegerla de los buitres de los rodajes fue por la combinación de belleza despampanante y tremenda ingenuidad que paseaba Geena Davis, educada para no molestar por unos padres militantes en la corrección y, por entonces, estudiante de teatro en la Universidad de Boston y modelo de Victoria’s Secret. En ‘Dying in Politeness’ (algo así como ‘Morir de buena educación’), el libro de memorias que acaba de publicarse en Estados Unidos, la actriz confiesa que fue Susan Sarandon la persona que la despertó de su sueño de corrección política: “Es la persona que más impacto ha tenido en mi vida. Ver cómo esta mujer se movía por el mundo, cómo daba su opinión sin pedir permiso o disculparse, fue una gran lección sobre cómo defender tu propia voz”. No exagera.
De estrella a arquera
Cuando la industria le dio de lado, Geena Davis no se quedó, ni mucho menos, con los brazos cruzados. Gracias a “Ellas dan el golpe” (1992), la película de Penny Marshall sobre un equipo de béisbol femenino cuyo remake en forma de serie puede verse actualmente en Amazon Prime Video, entró en contacto con su buena disposición para el deporte. Comenzó a entrenar y en 1999 a punto estuvo para calificarse para los Juegos Olímpicos como arquera, un deporte que practicó desde la élite. “Me conquistó el hecho de que la valoración deportiva es absolutamente objetiva: das en la diana o no. Aquí no valen opiniones subjetivas y la satisfacción es inmediata. Si lo haces bien, da igual lo que diga cualquiera que pase por allí”, ha explicado Davis. ¿Hemos dicho que mide 1,83 cm? Efectivamente, Gwendoline Christie (1,91 cm) no es la primera actriz con silueta estatuaria.
Tras el empoderamiento deportivo, Geena Davis decidió denunciar desde el activismo la experiencia de marginación que vivía en su vida como actriz. En 2004 fundó el Geena Davis Institute on Gender in Media, una organización que muestra con investigaciones estadísticas y datos concretos el sesgo por razón del género que afecta a la industria del entretenimiento y los medios de comunicación. “Mi instituto ha demostrado que solo el 20% de los personajes de las películas tiene más de 50 años, de los cuales solo el 5% son mujeres. Así de mínima es nuestra parte del pastel”. Su trabajo al frente de este instituto le valió su segundo Oscar en 2020 y un premio Emmy en 2022, que recibió citando la presencia disruptiva de Lizzo, otra mujer sobrenatural. Ahora mismo, ha participado en la serie de televisión (medio en el que ha seguido trabajando) 'El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro' y tiene tres películas pendientes de estreno: entre ellas, 'Pussy Island', dirigida por Zoë Kravitz. Más que renacimiento, lo suyo en el cine es casi resurrección.
Volvamos a ‘Tootsie’ y a Dustin Hoffman vestido de señora y con la voz hecha una flauta. Geena Davis ha confesado que sí hubo una vez en la que tuvo que echar mano de su consejo. “Mi agente me pidió que llamara a Jack Nicholson, con el que ya habíamos cenado en alguna ocasión. Lo hice pensando que se trataba de algo de trabajo, pero cuando contestó me dijo: ‘Hola Geena. ¿Cuándo va a pasar?’. ¿Por qué no me di cuenta de que se trataba de eso? Entonces supe lo que tenía que decir: ‘Me encantaría Jack. Eres muy atractivo. Pero me gustaría trabajar contigo en un futuro próximo y no quisiera arruinar la tensión sexual que tenemos’. Funcionó, como me dijo Dustin Hoffman”. No se puede rechazar de manera más delicada. Quizá la buena educación sea eso: una forma de evitar represalias cuando decimos “no”.