Como demostraron Jim y Pam en 'The office', un inocente ligue de oficina puede evolucionar hasta convertirse en una gran historia de amor . Pero más allá de la ficción, flirtear en el lugar de trabajo también puede dar pie a muchos malentendidos, relaciones tóxicas entre compañeros de trabajo y jefes , insinuaciones inapropiadas y, en el peor de los casos, a lamentables situaciones de acoso sexual en la oficina . Un estudio académico liderado por la profesora de la Haas School of Business de la Universidad de Berkeley Laura Kray, y publicado en la revista 'Organizational Behavior and Human Decision Processes' ha analizado este tipo de dinámicas de poder . Y los resultados pueden sorprender a más de uno.
Para empezar, porque desafían los estereotipos sobre este tipo de interacciones en el lugar de trabajo que, hasta hace poco, siempre apuntaban a las mujeres . Sobre todo, a aquellas que ocupaban posiciones subordinadas , como el clásico cliché de " la secretaria que apenas tiene poder, que se sube la falda y liga con el jefe para conseguir un trato mejor". Pero también el del jefe que se aprovecha de la situación. "La mayor parte de la literatura en este campo se centra en los hombres con poder. Pero, a través de una serie de estudios, hemos desmontado el mito de que el comportamiento sexual social es algo que sólo hacen los hombres con mucho poder y que, de alguna manera, el poder es un afrodisíaco que hace que la gente se aproveche de los demás sexualmente", ha explicado Kray.
Hombres inseguros
Entonces, ¿ quiénes tratan de sacar partido a ese tipo de comportamiento ? Según el estudio, que incluyó seis experimentos relacionados con la identidad sexual social y la auto-percepción de la misma para entender cómo este tipo de actitudes afectan a las dinámicas de la oficina, lo más común es que los protagonistas de estos flirteos sean los hombres en posiciones subordinadas . "Descubrimos que, a menudo, son los hombres inseguros sobre su papel en el trabajo los que utilizan un comportamiento sexual social no deseado para parecer más masculinos y poderosos , incluso cuando saben que es ofensivo para las mujeres", explica Kray. Según la psicóloga, lo hacen, además, con fines estratégicos , en busca de un beneficio personal en el entorno laboral para reforzar su rol y su percepción en la jerarquía de la oficina .
En realidad, como otros estudios han demostrado con anterioridad, el acoso sexual en el lugar de trabajo es más habitual entre colegas que comparten un nivel de liderazgo similar. " El acoso puede provenir de todos los ángulos de la jerarquía corporativa; sin embargo, nuestra investigación encuentra que la única dirección que exhibe una diferencia de género es entre los subordinados que dirigen el comportamiento sexual social hacia los jefes, donde vemos que los hombres se involucran en este comportamiento más que las mujeres", argumenta Kray. Quienes, además, se perciben a sí mismos como personas con "sex appeal" o se definen como "seductores encantadores" son también aquellos que, de manera más habitual, suelen iniciar ese tipo de comportamientos con el objetivo de parecer más poderosos . No era, desde luego, el caso de Jim. Pero esa es otra historia...